Carpintero fino.
Es la respuesta que con seis años le di a mi madre a la recurrente pregunta que hacen nuestros padres: ¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Si, soy de los que cree que se nace: se nace músico, se nace artista, se nace deportista. Cada cual con su don en su infinidad.
Pasados 47 años de esa repuesta a mi madre, sigo ejerciendo y, sobre todo, disfrutando de este maravilloso oficio y tratando de mantener los conceptos constructivos ancestrales.
Pero si de pasiones se trata, he de confesar una y es la que tengo por el deporte. Tal es así que he practicado artes marciales, entre otros.
Más tarde, siguiendo el curso de la vida con cambio de continente incluido, mas sin dejar de practicar deporte, conocí al Sensei Pérez Baena (Paco), Maestro de Kobudo, entre otras disciplinas.
Un día me comenta Paco (sabedor de mi oficio), mostrándome unos tonfas originales construidos por los maestros en Okinawa, “¿Te animas a construir estás herramientas?
Por supuesto, fue mi respuesta.
Practicando este arte, comprendí el concepto constructivo que utilizaban los maestros japoneses y su importancia.
Como artesano de estas herramientas transformadas en armas, es mi propósito que no se pierda esa esencia.